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La evaluación formativa como aprendizaje de calidad

Evaluación formativa
Rocio Cabrera

Rocio Cabrera

Jue, 27/03/2025 - 13:25

La evaluación formativa ha ganado relevancia en los últimos años como una herramienta clave para mejorar los procesos educativos. A diferencia de otros tipos de evaluación, su enfoque no se centra solo en calificar, sino en generar un espacio continuo de retroalimentación y ajuste durante el aprendizaje. Este enfoque permite a los docentes tomar decisiones informadas sobre cómo orientar y apoyar a sus estudiantes a lo largo de su proceso educativo. Comprender cómo aplicar la evaluación formativa es esencial para transformar la enseñanza y personalizar el aprendizaje.

La respuesta a qué es la evaluación formativa se refiere a aquella que busca mejorar el proceso educativo de manera constante. Esta evaluación nos permite conocer qué, cómo, cuándo y cuánto está aprendiendo el alumnado, lo que nos ofrece la posibilidad de ir regulando las estrategias, recursos y actividades para obtener mejores resultados. Es decir, la finalidad de esta evaluación es el mayor aprendizaje de los alumnos a través del diseño de estrategias eficaces para regular el aprendizaje, en función de las necesidades detectadas.

Características de la evaluación formativa

Entre las características que presenta la evaluación formativa y formadora podríamos destacar las siguientes:

  • Debe ser orientadora, reguladora y motivadora.

  • Permite evaluar formativamente, actuando ante los posibles errores que se hayan detectado.

  • Ofrece la posibilidad de conocer la trayectoria que se tiene desde el principio con respecto a los objetivos establecidos.

  • Tiene carácter de evaluación procesual y continuo, permitiendo reorientar las actividades de forma permanente.

  • Faculta modificar y perfeccionar tanto el proceso de enseñanza como el resultado del aprendizaje de los alumnos.

¿Cómo se lleva a cabo la evaluación formativa en los procesos de aprendizaje y enseñanza?

Aplicar la evaluación formativa no se trata de un proceso independiente, sino que se implementa dentro del proceso educativo, paralelamente al desarrollo de unidades y programaciones didácticas.

Considera la evaluación como una parte del trabajo cotidiano que se da en el aula, utilizándola, como veníamos comentando, para ir reorientando en todo momento el proceso de evaluación y tomando aquellas decisiones oportunas que puedan ofrecer más y mejores resultados en el grupo de estudiantes. Este proceso permite evaluar formativamente para ofrecer un feedback constante, ajustando las estrategias según las evidencias obtenidas.

Este tipo de evaluación nos permite obtener un feedback para llevar a cabo juicios que nos ofrezcan ese conocimiento sobre los logros reales que se están alcanzando y poder enfocarnos en la mejora de aquellos que no, adaptando o ajustando las estrategias, metodologías o actividades a las verdaderas necesidades del grupo. Por lo tanto, resulta una parte esencial que constituye la evaluación del proceso de enseñanza.

Es una evaluación que favorece que se continúe desarrollando el aprendizaje de los alumnos como resultado de diferentes perspectivas: la experiencia, la observación y la enseñanza.

Importancia de la evaluación formativa

Para alcanzar un aprendizaje de calidad es indispensable que el mismo responda a las necesidades del grupo al que se dirige, las cuales van cambiando a lo largo del tiempo. De aquí surge la importancia de conocer qué ocurre en el proceso, identificar las necesidades que vayan surgiendo de forma continua y proponer soluciones acordes a las mismas, basadas en una evaluación procesual.

Para que podamos obtener un buen resultado, es imprescindible el proceso de evaluación. Debemos ser conscientes y otorgarle al proceso más importancia que al propio resultado, ya que este es el efecto de un correcto transcurso. De esta manera, podríamos afirmar que se convierte en un elemento de reflexión para alcanzar la mejora, en el cual hay que poner el foco.

Para realizar un correcto proceso de aprendizaje se establece una programación, previamente, que nos indique qué, como y cuando se va a trabajar a lo largo de un periodo de tiempo determinado. Sin embargo, como comentábamos las necesidades del alumnado pueden ser otras diferentes a las esperadas o, simplemente, pueden variar en el tiempo. Entra aquí el papel de la evaluación formativa y formadora, que permite valorar si esta planificación se está llevando a cabo de acuerdo con aquello que se había planeado, si se están consiguiendo los resultados esperados y, en caso de no conseguirse, si se debe a alguna modificación necesaria realizar.

El Ministerio de Educación destaca la importancia de implementar estrategias eficaces para regular el aprendizaje mediante una evaluación continua que garantice un aprendizaje significativo y adaptado a las necesidades de cada estudiante. La participación activa de docentes y alumnos en este proceso es clave para lograr una enseñanza más efectiva y equitativa.

Un docente que aplica la evaluación formativa en su aula puede, por ejemplo, utilizar preguntas abiertas, debates o autoevaluaciones para analizar el proceso de aprendizaje de sus estudiantes. De esta manera, puede ajustar sus estrategias según las necesidades detectadas y fomentar la participación activa del alumnado en su propio aprendizaje. Un claro ejemplo de evaluación formativa sería utilizar rúbricas compartidas para que los estudiantes comprendan los criterios de éxito antes de realizar una tarea.

Instrumentos de evaluación primaria

La evaluación formativa debe proveer al docente de suficientes elementos de juicio para que este pueda obtener una valoración correcta y tomar las decisiones adecuadas con certeza. No podemos confundir los recursos didácticos con los instrumentos de evaluación. Los primeros facilitan al discente su proceso de aprendizaje, mientras que los segundos son utilizados por el docente para recoger información sobre este proceso de evaluación.

Para que esto sea eficaz, el docente debe conocer las capacidades y debilidades de cada uno de sus estudiantes, qué metodologías les son más eficaces para alcanzar los aprendizajes, el ritmo que cada uno lleva, y sus dificultades, entre otras cosas.

A partir de la evaluación formativa podrá recibir una retroalimentación que deberá interpretar y, de ese modo, poder proponer diversas medidas y actuaciones individuales que permitan reforzar sus aprendizajes y ayudar a su motivación. Como hemos podido ver, la evaluación formativa es un elemento clave en el proceso educativo para determinar si se alcanzan las metas de calidad y qué habría que cambiar para cumplirlas.

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