La detección de la psicopatía infantil
La psicopatía es un trastorno de la personalidad caracterizado por patrones persistentes de comportamiento antisocial, falta de empatía y manipulación. Se trata de un caso complejo, en el que se da la necesidad de intervención profesional, especialmente al apreciar sus rasgos en niños.
Si bien es cierto que no existe una definición consensuada sobre la psicopatía infantil, muchas de sus características pueden darse en menores, como la mencionada falta de empatía, de sentimiento de culpa, así como por la tendencia hacia la desinhibición.
La complejidad del diagnóstico
Es importante destacar que el diagnóstico de psicopatía en niños es controvertido, y los profesionales de la salud mental tienden a utilizar términos como trastorno de conducta o trastorno de oposición desafiante para describir comportamientos problemáticos en niños.
Desde los primeros años de vida, se ha observado que ya pueden aparecer ciertas características psicopáticas y su presencia en esta etapa de la vida nos puede indicar una tendencia hacia rasgos antisociales cuando llegue a la edad adulta.
Rasgos de psicopatía infantil
A lo largo de la infancia se puede ir viendo como el niño desarrolla una serie de actitudes como:
- Desinhibición absoluta: utilizan la violencia como forma de expresión primaria.
- De forma continua, desafían las normas: rompen con todo tipo de normas y valores sociales.
- Personalidad egocéntrica y presuntuosa: son narcisistas. Solo piensan en su propio bienestar y la satisfacción de sus necesidades.
- No tienen remordimientos: en ocasiones reconocen que hacen cosas indeseables, pero no tiene capacidad para crearles remordimientos.
- Manipuladores y mentirosos: Aun cuando se les descubre que mienten siguen reordenando su historia produciendo un complejo entramado de mentiras y contradicciones.
- Falta de empatía: demuestran una falta de empatía generalizada, lo cual les dificulta o incapacita para tener auténticos vínculos afectivos.
- Maltrato animal: llegando a herir o matar animales por el hecho de jugar con ellos como si fueran juguetes de plástico, incluso sienten placer de hacer sufrir al animal.
Es fundamental que los profesionales de la salud mental evalúen y diagnostiquen estos comportamientos, ya que pueden tener diversas causas y tratamientos. Factores genéticos, ambientales y sociales pueden contribuir al desarrollo de comportamientos problemáticos en la infancia. La intervención temprana y el apoyo psicológico adecuado son esenciales para ayudar a los niños a desarrollar habilidades sociales y emocionales saludables.
El papel de los padres
El papel de los padres ante una situación de psicopatía infantil es muy difícil, si bien es cierto que son los responsables de su salud física y mental. Por ello, destacamos algunos consejos para afrontar este trastorno:
- En primer lugar, es preciso que los padres sean conscientes de que a su hijo le ocurre algo. No deben dejarse llevar por el miedo y ocultar lo que pasa.
- Una vez detectados estos rasgos en el menor, deben buscar ayuda de un profesional, ya que este podrá ofrecerles las diferentes pautas a seguir y será el encargado de informarles sobre las causas del trastorno.
Pese a que a día de hoy no existe una terapia que se haya mostrado eficaz en el tratamiento de la psicopatía infantil, se tiene claro que la intervención debe ir enfocada hacia un tratamiento estricto para el cumplimiento de normas y hábitos.
Por tanto, el profesional facilitará pautas de conducta a los padres para que obtengan las herramientas necesarias con tal de poder fomentar hábitos y comportamientos sociales adaptativos que ayuden a sus hijos. Por ejemplo, los padres deben mostrarse firmes y seguros en sus actos, ya que si un niño con rasgos psicopáticos ve que existe debilidad, lo usará como medio de manipulación.
A su vez, serán esenciales la paciencia y la tolerancia para luchar con los comportamientos del menor y poder llegar a acuerdos, pues el enfrentamiento será contraproducente en la mayoría de los casos.
Si tienes preocupaciones sobre el comportamiento de un niño, y como ya se ha mencionado, es recomendable buscar la orientación de un profesional de la salud mental, como un psicólogo o psiquiatra infantil, para una evaluación adecuada y un plan de tratamiento personalizado.