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La renovación pedagógica: explicación y figuras

Educación y docencia Renovación pedagógica
Elena González de Miguel

Elena González de Miguel

Lun, 15/04/2024 - 12:02

El objetivo principal de la pedagogía es comprender cómo se produce el aprendizaje y diseñar estrategias didácticas efectivas que promuevan el desarrollo integral de los estudiantes, buscando comprender los procesos educativos desde diferentes perspectivas, incluyendo aspectos psicológicos, sociológicos y culturales. 

Sin embargo, ¿sabes que esto no ha sido siempre así? Pues no es hasta el surgimiento de la Escuela Nueva que se empezó a prestar atención a las carencias que el alumnado estaba viviendo hasta ese mismo momento, puesto que la Escuela más tradicional no podía satisfacer las demandas del alumnado ni ajustarse de una forma productiva al modelo de sociedad.  

Perspectiva histórica de la Escuela Nueva 

Partiendo desde una perspectiva histórica y contemporánea, la denominada Escuela Nueva o Pedagogía Progresista fue un movimiento nacido a finales del siglo XIX con la pretensión de promover un cambio en la forma de enseñar e impulsar un modelo de aprendizaje activo, en contraste con la educación tradicional que estaba presente. 

La Escuela Nueva parte de una crítica de la Escuela Tradicional, a la que acusan de formalismo, de autoritarismo y de fomentar la competitividad; caracterizada por un proceso de enseñanza de tipo vertical y basado en los contenidos, donde el rol del alumnado era pasivo y cuya finalidad se limitaba a la adquisición de conocimientos a partir de un proceso de aprendizaje basado en la repetición-memorización. Por lo tanto, se trataba de una educación de carácter estricta, sin tener en cuenta las características del alumnado y donde se anulaba su margen de creatividad e interés. 

¿Cuáles son los principios de la Escuela Nueva? 

Teniendo en cuenta los precedentes de la escuela tradicional, proponen una enseñanza de tipo horizontal, donde el profesor adquiere una función de observador y proveedor de recursos didácticos, mientras que el alumnado pasa a un rol activo como promotor de conductas dirigidas a la autonomía y a la autodisciplina. Es por ello que, presenta una educación flexible, de carácter crítico, comprensivo y basada en las necesidades e intereses de los alumnos, a partir de una metodología apoyada en la observación, en el contacto con la naturaleza y en la experimentación.  

Figuras representativas  

John Dewey: filósofo y pedagogo estadounidense que defendió la importancia de la educación como una experiencia activa y participativa. Se centraba en el aprendizaje basado en la experiencia y la resolución de problemas, promoviendo la conexión entre la escuela y la vida real. 

María Montessori: fue una médica y educadora italiana que desarrolló un método revolucionario para la educación de los niños. Su enfoque se basaba en el respeto por la individualidad y las capacidades de cada niño, promoviendo la autonomía y la libertad dentro del ambiente educativo. 

Célestin Freinet: maestro francés que propuso una pedagogía basada en la experimentación, la cooperación y la comunicación. Se centraba en el trabajo manual, la expresión artística y la producción de materiales educativos por parte de los propios estudiantes 

Todos estos dieron un importante impulso a los planteamientos de la Escuela Nueva, haciéndolos predominantes en las reformas educativas planteadas desde el contexto intelectual de 1968 hasta nuestros días. 

¿Cómo llegó la Escuela Nueva en España? 

Si nos situamos en el contexto español, las primeras iniciativas en este sentido llegan a principios del siglo XX, y ven la luz durante la II República, cuando se desarrolla la Institución Libre de Enseñanza y se pretende llevar a cabo una renovación pedagógica. Sin embargo, su corta duración impidió su desarrollo y consolidación, ya que con el franquismo se instauró un sistema educativo tradicional, basado en la confesionalidad religiosa y en el adoctrinamiento ideológico

Este estancamiento a nivel pedagógico duró hasta el tardofranquismo, cuando surgieron los Movimientos de Renovación Pedagógica, un movimiento social de carácter educativo, formado por grupos de profesores y profesoras -sobre todo maestros y maestras de Infantil y Primaria, pero también profesorado de Secundaria y de Universidad- que se organizaron para compartir sus conocimientos y experiencias, fruto de la propia reflexión sobre su práctica docente. Por lo tanto, surgen nuevos espacios de formación permanente con el propósito ya mencionado de compartir, de cooperar y de reflexionar acerca de las estrategias de innovación didáctica; dirigidas a mejorar las prácticas de aula y escuela, además de un compromiso social por poner la educación al servicio del ser humano, de la transformación de la sociedad y de la justicia social.

A partir de entonces, las diversas reformas educativas han ido encaminadas en mejorar la calidad del sistema educativo y el rendimiento académico, tomando como punto de partida a la Ley Orgánica 8/1985 del Derecho a la Educación (LODE) y sus leyes complementarias, las cuales garantizaron el derecho a la educación en condiciones de igualdad y equidad para todos los ciudadanos en edad de escolarización, además de adoptar el constructivismo como modelo pedagógico.

¿Cómo continúan?

Siguiendo la estela de los Movimientos de Renovación Pedagógica, las reformas también se han orientado a promover el cambio y la innovación en la institución escolar y en las aulas, así como promover la participación activa del alumnado en su proceso de aprendizaje, dentro de un marco de valores donde todos se sientan respetados y valorados como personas. Sin embargo, cabe decir que los Movimientos de Renovación Pedagógica terminaron siendo absorbidos e incluidos como parte de las estructuras educativas y de la legislación, vaciándose de significado para convertirse en centros de formación del profesorado. 

No cabe ninguna duda que el verdadero protagonismo para una mejora de la calidad educativa y la renovación pedagógica se encuentra en la figura de los docentes, los cuales deben ser conscientes de que su práctica puede ser una potente fuente de conocimiento, además de hacer lo posible por emprender procesos de reflexión sobre ella, tratando de mejorarla y compartirla con los compañeros y compañeras.  

Texto escrito por Juan Álvarez-Nava García

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