Brecha digital y sus consecuencias en educación
Llevamos mucho tiempo escuchando sobre la brecha digital. Sin embargo, desde la pandemia se ha vuelto un asunto primordial al provocar, entre otras cosas, la evidencia de la necesidad de dotarnos de las competencias y los medios sobre tecnología.
Y es que el covid-19 nos obligó a quedarnos en casa encerrados sin poder tener comunicación o interacción con nadie. Pero el acceso a internet nos abrió la posibilidad de conectarnos y poder relacionarnos con el resto, aunque fuese a través de una pantalla.
No sólo esto, sino que además ayudó a que muchas personas consiguieran continuar con sus trabajos y con sus estudios.
Todo ello incrementó esa realidad desigual, al evidenciar que una gran parte de hogares españoles no pudieron disfrutar de esa posibilidad.
¿A qué llamamos brecha digital?
La brecha digital se refiere a esa desigualdad que se da en el acceso, el impacto y el uso de las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) entre los diferentes grupos sociales.
Tipos de brecha digital
Entre los motivos más usuales que la generan nos podemos encontrar con los siguientes:
- De acceso. Se refiere a la posibilidad que se tiene para acceder a dicho recurso. Esta posibilidad varía en función del nivel socioeconómico, la zona en la que se habita, etc. ya que se requiere de una inversión costosa.
- De uso. Se refiere a la notable falta de competencias digitales que impiden su utilización. En este sentido, se requiere de una alfabetización digital, es decir, ese proceso de aprendizaje por el que se adquieren las competencias para entender y manejar las nuevas tecnologías.
Consecuencias de la brecha digital
La discriminación tecnológica es una forma de exclusión social y pobreza, al privar a una parte de la población de recursos considerados como esenciales para desarrollarse.
Puede derivar en la incomunicación y el aislamiento de ciertos habitantes a los que no les llegue internet por la zona en la que habiten, o como venimos comentando, en el caso de la pandemia.
Acentúa las diferencias sociales al disminuir las posibilidades de algunos colectivos de encontrar trabajo lo que influye en su respectiva economía.
Aunque cabe destacar cómo afecta la brecha digital en educación. El límite de acceso a la información se trata de una barrera para el desarrollo personal y profesional. El carecer de los medios o las competencias digitales suficientes hacen imposible ese aprendizaje de conocimientos infinitos que nos ofrecen las herramientas tecnológicas.
Causas y factores
Entre los diferentes factores que la provocan podemos destacar los que veremos a continuación.
Por un lado, está la diferencia económica, de la cuál ya hemos hecho mención. Esta puede ser tanto a nivel individual como a nivel de regiones o países. Hacerse con recursos tecnológicos supone un alto coste que en muchas ocasiones no es viable asumir.
Por otro lado, cabe destacar la geografía. Hay determinadas zonas que debido a su ubicación tiene muy difícil e, incluso en algunas ocasiones, imposible el acceso a internet.

Por último, otro de los factores con los que nos podemos encontrar se trata de la edad. Las nuevas tecnologías a pesar de su enorme desarrollo, no hace tanto que se extendieron. Así, pues aquellos jóvenes que han nacido en la era de las TIC están acostumbradas y saben manejarlas con un gran desparpajo, ya que incluso forman parte de su día a día.
Sin embargo, aquellas personas de mayor edad tienen más dificultades a la hora de conocer estos aparatos que no han existido a lo largo de sus vidas.
Pero ahora que conocemos todos aquellos aspectos relevantes sobre la brecha digital, sería interesante saber cómo reducirla.
Estrategias para reducir la brecha digita
La reducción de la brecha digital es un hecho imprescindible a trabajar para garantizar una mayor igualdad de oportunidades y calidad de vida.
Para ello, debemos tener en cuenta que es indispensable el trabajo colaborativo desde diferentes agentes. Por ejemplo, desde el gobierno o las administraciones públicas se pueden establecer medidas o normativas que favorecen esa reducción, así como desde empresas o instituciones educativas pueden aportar formaciones en las TIC.
Educación y brecha digital
La educación es uno de los elementos más cruciales para el cierre de la brecha digital. No sólo se trata de garantizar el acceso a internet, sino también de formar a las personas en habilidades tecnológicas.
En este sentido, los centros educativos y universidades juegan un rol fundamental.
En países como Estonia, la inclusión de la programación en los planes de estudio desde la educación primaria ha permitido al país convertirse en uno de los líderes en competencias digitales en Europa.
Este enfoque también se está replicando en otras regiones como América Latina, donde países como Uruguay han implementado el Plan Ceibal, que proporciona ordenadores portátiles al alumnado junto con formación en TIC.
Infraestructura tecnológica
La inversión en infraestructura tecnológica es también un pilar fundamental para cerrar la brecha digital en zonas rurales y remotas, especialmente.
En muchos países, las zonas rurales suelen carecer de una conectividad adecuada, lo que limita su acceso a servicios digitales esenciales, como la educación en línea, la telemedicina o las oportunidades de empleo a distancia.
Iniciativas como BharatNet en India, que busca llevar la conectividad de banda ancha a aldeas rurales, son ejemplos de cómo la inversión pública puede reducir estas desigualdades.
En definitiva, aunque la brecha digital se está reduciendo en ciertos aspectos, sigue afectando al 52% de las mujeres y al 42% de los hombres en todo el mundo.
Aumenta las desigualdades sociales y económicas al limitar las oportunidades de formación, empleo y participación comunitaria.
Por tanto, es fundamental promover políticas públicas que hagan el cierre de la brecha digital a través del desarrollo de infraestructuras tecnológicas y el fomento de la alfabetización digital, lo que permitirá el desarrollo de sociedades más justas y equitativas.