Beneficios de la educación afectivo-sexual
¿Qué es la educación afectivo-sexual?
Se entiende por educación afectivo-sexual toda actividad pedagógica que hace uso de la información objetiva a nivel biológico, social y psíquico con el fin de formar en sexualidad.
Es preciso mencionar que es un aprendizaje que no solo afecta a la infancia o la adolescencia, sino que debe darse a lo largo de toda la vida, teniendo en cuenta los distintos cambios que acontecen en cada etapa.
En concreto, ofrece las herramientas necesarias para enseñar al alumnado a conocerse y respetarse, tanto a sí mismo/a como al que le rodea, a tener autonomía y gestión de su cuerpo y sus emociones.
Además, permite entender de forma progresiva la igualdad de género, el respeto mutuo, el consentimiento libre y su sexualidad, así como sus necesidades propias e individuales.
¿Qué representa la educación en sexualidad?
La educación afectiva y sexual supone un aspecto fundamental en la formación integral del alumnado, ya que no solo habla sobre el conocimiento biológico, sino que explica conceptos como la construcción de la identidad de género o las relaciones afectivas en el ámbito de nuestra cultura.
Sin duda, se debe brindar información rigurosa, objetiva y completa, entendiendo la sexualidad como comunicación humana y fuente de salud, placer y afectividad. La finalidad es construir una sociedad y unas generaciones en las que todos, puedan relacionarse y vivir en total igualdad e inclusividad.
Las repercusiones de ofrecer esa herramienta permitirán a las futuras generaciones construir una sociedad más democrática, alejando a muchos de crear posibles diferencias sexuales.
Entre las finalidades que podemos encontrar de la educación sexual se encuentra que los individuos se acepten y se relacionen siendo capaces de expresar sus deseos. Es preciso promover el desarrollo de relaciones afectivas sanas, en las que prevalezcan el respeto, la igualdad y el buen trato.
Tanto desde el ámbito escolar como el familiar, si se acompaña a la persona en el desarrollo de su sexualidad y en el reconocimiento de sus necesidades y emociones, así como las de los demás, se le estará ayudando a que empatice y respete a las personas que le rodean.
Además, si se le ofrecen pautas de protección y actuación ante casos de maltrato o abuso se les estará protegiendo, ya que se les formará en que sean capaces de decir que no ante ciertas situaciones, en definitiva, se les empoderará para rechazar cualquier tipo de relación no deseada.
Por supuesto, si se refuerza su autoestima y autoconocimiento, se favorecerá que tengan seguridad personal y autonomía. Así como si se les habla de la sexualidad de manera natural y veraz, se conseguirá que deje de considerarse un tema tabú y que se rompan los mitos.
¿Qué beneficios aporta la educación afectivo-sexual?
Se pueden destacar múltiples beneficios, como por ejemplo los que se señalan a continuación:
- Permite obtener información sobre temas afines a la sexualidad humana. Con este conocimiento el alumnado podrá cuestionar o quitar prejuicios que tenía.
- Adquirir información y saber protegerse ante enfermedades de transmisión sexual.
- Promueve la autoestima del alumnado y la confianza en sí mismo, además, fomenta tanto el autoconocimiento como la aceptación.
- Permite el desarrollo de las habilidades afectivas y sociales.
- Posicionarse de forma natural ante temas que tengan relación con la sexualidad.
- Fortalecer la identidad sexual, eliminando toda actitud discriminatoria y promoviendo el fomento de valores de igualdad, responsabilidad y respeto a la diversidad.
- Ofrece al alumnado la posibilidad de identificar y conocer cuando se están violando sus derechos y de esta forma evitar los abusos sexuales y la violencia de género.
Consejos para educar en la afectividad y la sexualidad
Los expertos piensan que, aunque no se puede concretar una edad a la que se debe empezar a hablar de sexualidad, es posible comenzar a responder preguntas sobre este tema a partir de los 3 años, siempre llevando a cabo una adaptación del discurso que se le ofrece en base a su capacidad de comprensión.
Un aspecto para destacar es que es imprescindible hablarle al niño/a o adolescente con claridad, ya que la falta de sinceridad llevará a los menores a que quieran informarse a través de otras fuentes que, en ciertos casos, no son las más fiables. También, se debe estar abierto a escuchar lo que estos menores nos cuentan, sobre todo en la adolescencia, evitando los prejuicios.
Un aspecto importante es que cuando se hable de sexualidad se haga como algo positivo, evitando tratar el tema con miedo o frustración, ya que esto generaría un incorrecto desarrollo de esta.
En la actualidad, la sexualidad está en todas partes y en ciertas ocasiones se emplea como reclamo para el consumo, ya sea de productos o del propio sexo. Por ello, desde los distintos ámbitos (educativo, social, familiar…) es fundamental que se trasmita a los menores la importancia que tienen los valores en las relaciones sexuales. Esto les permitirá tener claro lo que es ficción y lo que es realidad.