Actividades para el desarrollo psicomotriz infantil
La psicomotricidad o desarrollo psicomotriz es una técnica que se utiliza para ayudar al desarrollo de cuerpo y mente de niños y niñas en edad infantil.
Esta disciplina contribuye al desarrollo de sus movimientos corporales, fomenta las relaciones con iguales, controla sus emociones y favorece el desarrollo global del niño/a que previenen posibles trastornos del desarrollo infantil.
Tipos de psicomotricidad
La psicomotricidad es dividida en dos tipos: psicomotricidad gruesa y final. La primera de ellas es entendida como el dominio del propio cuerpo, en movimientos globales que impliquen la mayor parte de nuestro cuerpo. Algunos ejemplos de psicomotricidad gruesa son: caminar, saltar o soltar entre otros.
La motricidad gruesa engloba el dominio corporal dinámico, incluyendo la coordinación general, el equilibrio, el ritmo y la coordinación viso motriz, y el dominio corporal estático (tonicidad, autocontrol, respiración y relajación).
Por otro lado, aquellos movimientos que requieren una mayor precisión y coordinación, sin implicar a la totalidad del cuerpo como pintar o coger algún objeto. Se puede clasificar en: coordinación óculo-manual, fonética, motricidad facial y motricidad gestual.
Los profesionales deben de trabajar y estimular la psicomotricidad de los niños y niñas de manera divertida y adaptada a sus capacidades, por ello es importante disponer de variedad de recursos y actividades.
Para trabajar la motricidad fina los alumnos y alumnas pueden, por ejemplo, cortar papeles en trozos pequeños, construir diferentes figuras con plastilina y vestir o disfrazar muñecos.
Saltando de un aro a otro, escalando o realizando un recorrido sobre una línea trazada en el suelo se fomenta el desarrollo de la psicomotricidad gruesa.
El espacio específico para el desarrollo de esta técnica es la sala de psicomotricidad, un espacio cálido y acogedor que invita al juego y al movimiento. Constan de buena iluminación, es conformable y un espacio en el que los niños y niñas pueden moverse y desplazarse libremente debido a las dimensiones y a la no presencia de grandes obstáculos.
En definitiva, debe de satisfacer las necesidades del movimiento, la expresividad somática, potenciar la relación y comunicación; ayude a la concienciación de las posibilidades y límites corporales y a organizar su mundo exterior entre otros.
Importancia del desarrollo psicomotriz en la infancia
En palabras más técnicas, la psicomotricidad hace referencia al nivel de desarrollo del sistema nervioso central como principal regulador de los movimientos y el funcionamiento cognitivo y emocional. Esta engloba todos los factores psicológicos y físicos involucrados en el desarrollo infantil, que miden la evolución y el crecimiento de niños y niñas.
Esta técnica les permite tener la capacidad de controlar mejor sus movimientos e impulsos emocionales y, además, una mejor adaptación al medio familiar, escolar y social. La estimulación de la psicomotricidad en estas edades tan tempranas conlleva muchas ventajas para su desarrollo físico y psicológico.
Se ha llegado a saber que niños y niñas que han trabajado desde muy pequeños, suelen desarrollar más rápido algunas destrezas y habilidades musculares, su pensamiento crítico, mejora de la memoria y también de la concentración. De una forma más esquemática, podemos desglosar el desarrollo psicomotriz en tres partes:
- A nivel motor: permite al niño/a dominar su movimiento corporal y mejorar la coordinación necesaria para la producción oral, en casos de apraxia del habla infantil.
- A nivel cognitivo: permite perfeccionar la creatividad, atención, concentración y memoria, así como la conciencia fonológica, base para adquirir habilidades lingüísticas.
- A nivel social y afectivo: permite al niño/a tener un mayor autoconocimiento, relacionarse con los demás y afrontar sus miedos.
Habilidades que se trabajan en psicomotricidad
En relación a las habilidades que se engloban en el proceso de la psicomotricidad, se trabajan las siguientes:
- Dominio corporal o conciencia y conocimiento de las dimensiones del propio cuerpo.
- Lateralidad: es el uso preferente de un lado u otro del cuerpo para realizar determinadas tareas. Los niños y niñas la definen de manera natural ya que si se forzara no podríamos evitar futuros problemas en su desarrollo.
- Reflejos o reacción hacia estímulos externos.
- Equilibrio.
- Estructuración espacio-temporal: comprender relaciones espaciales que guardan los objetos entre sí y con el propio cuerpo.
- Ritmo o control del movimiento.
- Motricidad gruesa: coordinación y control de movimientos del tamaño del propio cuerpo o superior, como por ejemplo, caminar, bailar, correr…
- Motricidad fina: coordinación y control de movimientos que abarcan menos tamaño, y la cual compromete las partes finas como dedos, pies y manos, como por ejemplo escribir, dibujar, recoger objetos muy pequeños…
Actividades psicomotrices recomendadas
Existen variedad de actividades que se pueden llevar a cabo tanto en casa como en el aula. Es esencial que estos ejercicios se desenvuelvan en un ambiente tranquilo, armonioso y afectivo, donde niños y niñas se sientan seguros y perciban nuevas formas de querer descubrir el mundo y la naturaleza que les rodea.
A continuación se proponen algunos ejemplos de actividades que podemos trabajar con los más pequeños:
- A caballito (para trabajar la lateralidad): por parejas se tendrán que desplazar por todo el espacio del aula o habitación. Un niño/a será el caballo (se pondrá a cuatro patas) y otro niño/a será el jinete (se sentará encima a horcajadas). Quien haga de caballo deberá llevar los ojos vendados y el jinete deberá indicarle, a través de distintos signos, hacia dónde debe ir. Los signos serían: tirón de oreja derecha para ir hacia la derecha; tirón de oreja izquierda para ir hacia la izquierda; tocar la nuca para ir hacia atrás; tocar la frente para ir hacia delante; tocar la espalda para pararse.
- Pelota caliente (para trabajar la estructuración espacio-temporal): en un espacio delimitado, se divide el grupo en dos equipos y se coloca cada uno en cada mitad del campo. Los jugadores tendrán que golpear, lanzando la pelota, y siempre sin hacer daño, a los componentes del equipo contrario. El objetivo es que niños y niñas sepan comprender la relación espacial entre la pelota y el propio cuerpo.
- El juego de las sillas (para trabajar el ritmo y el control del movimiento): se colocan las sillas en forma de círculo y los jugadores se colocan fuera de él. Una persona controla la música y decide cuándo empieza a sonar y cuando pararla. Los niños y niñas tienen que dar vueltas alrededor del círculo al ritmo de la música. Cuando la encargada de la música la detiene, estos/as tienen que sentarse en una silla que vean libre y quien se quede sin silla se eliminaría. Luego se quita una silla del círculo y se repite el juego. Cuando sólo quede una silla y dos jugadores, el que consiga sentarse ganará la partida.
- Plastilina y recortes (para trabajar la motricidad fina): crear bandas con plastilina encima de un folio, primero en línea recta, luego curvas, luego círculos o figuras de letras. El niño o niña tendrá que recortar esas formas sin salirse.