Seminario
El origen etimológico de la palabra seminario procede del latín seminarius cuya raíz hace referencia al término latino seminis que significa semilla más el sufijo -arium que hace referencia a un lugar o espacio designado para vivir o crecer. Por lo tanto, la idea primigenia de este término es que el seminario es un lugar o espacio donde las ideas, al igual que las semillas, pueden crecer y dar nuevos frutos.
En la actualidad, si acotamos el término seminario al ámbito educativo, podemos decir que este es una reunión que versa sobre un tema específico, cuya naturaleza es académica y que se realiza con el fin de desarrollar un estudio en profundidad de una materia concreta y que requiere de la participación de especialistas en dicha materia. Su duración puede ser variable, desde horas hasta meses, en función del nivel educativo desde el que se imparta, de la carga lectiva y de los conocimientos sobre la materia de sus asistentes. El número de asistentes también puede ser variable dependiendo del tema a tratar, del espacio donde se realice o, incluso, de los recursos económicos y materiales de los que dispongan los encargados de la realización del seminario.
Cuando realizamos u organizamos un seminario debemos tener en cuenta que este debe cumplir una serie de objetivos o funciones esenciales tales como:
- Función intelectual: en el seminario deben generarse conocimientos y poner estos en práctica, incorporando a los asistentes como parte activa y no como meros espectadores.
- Función educativa: los seminarios deben servir como apoyo y complemento a los conocimientos de base y ser un espacio en el que se fomente el debate, el pensamiento crítico y el intercambio de ideas.
- Función documental: tras realizarse un seminario, todo lo expuesto suele recogerse en actas, de las que, con posterioridad, surgen ensayos, artículos, revistas y diversos materiales que aumentan el contenido documental sobre la materia tratada en este.
En cuanto a los participantes mencionados anteriormente, un seminario se compone principalmente de dos, el ponente o ponentes que lo imparten y los asistentes o estudiantes. El ponente debe elaborar la guía y trabajo, así como la estructura que va a seguir el seminario, propiciar el debate, orientar a los asistentes y responder a todas las dudas que surjan. En líneas generales, un seminario consta de tres partes fundamentales que son la Introducción, el Desarrollo del seminario y las Conclusiones. Por otro lado, las tareas de los asistentes serán las de participar de manera activa en el seminario, escucha activa, recogida de las principales ideas y desarrollar las actividades que se les propongan para sacar el mayor aprendizaje este.
Existen múltiples formas de desarrollar un seminario en función de la metodología usada por los ponentes, de la materia a tratar, del espacio donde se va a realizar este o del nivel educativo de los asistentes, pero en líneas generales podemos destacar los más comunes que son los seminarios de mesa redonda, de preguntas y respuestas, de ponencia, de lectura comentada sobre una bibliografía concreta, de video debates, de taller o de paneles.
Por último, es necesario resaltar las ventajas que aporta la realización de seminarios en el ámbito educativo, entre las más destacables y beneficiosas tenemos que el seminario permite a los asistentes la intervención y participación de forma activa lo que promueve el debate e intercambio de ideas, hecho que ofrece un mayor aprendizaje y retroalimentación. Además, obliga en cierta medida a que los asistentes consulten fuentes bibliográficas y amplíen sus conocimientos de base y proporciona al ponente la posibilidad de motivar a los asistentes y conducir su ejercicio didáctico.
En conclusión, el seminario supone una actividad docente que permite lograr que el proceso de enseñanza y aprendizaje sea participativo, motivador y formativo
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