Innovación educativa
Cuando se habla de innovación, la propia sociedad la entiende como cambios novedosos que inciden positivamente en la vida. Sin embargo, cuando se quiere desarrollar y/o conceptualizar la innovación en términos del sistema educativo, diversos interrogantes se plasman: ¿que busca la innovación educativa? ¿Cómo es el proceso de esta? ¿Qué impacto tiene la innovación en la educación?, entre muchas más cuestiones.
En este sentido, autores como Zaltman et al. (2010) intentan dar respuestas a estas grandes incógnitas. Para estos autores la innovación educativa es necesaria, de hecho, la definen como un proceso creativo que debe configurarse en los sistemas educativos, desarrollando acciones distintas a las existentes, que influyan positivamente en el propio aprendizaje. Para que este proceso se establezca de manera exitosa, se debe tener en cuenta tres aspectos clave.
- La creación de algo que no existe o que es desconocido.
- La percepción extrapolable a la creación de algo desconocido.
- La asimilación de ese algo novedoso.
La innovación educativa, va ligada a los grandes cambios que han surgido en la sociedad actual, curiosamente, nos encontramos sumergidos en la famosa “era digital”. En este sentido, la innovación educativa llega a romper paradigmas y crear nuevas estrategias que vinculen lo que, en la actualidad, las personas utilizan día a día, por ejemplo, las nuevas tecnologías.
Siguiendo con lo anterior, es importante destacar que, gracias a la innovación educativa existen más y mejores herramientas/ estrategias para el aprendizaje, las cuales inciden de manera positiva no solo en los procesos de enseñanza-aprendizaje, si no, en el propio desarrollo integral de los alumnos.
Transformar la enseñanza para el siglo XXI
La innovación educativa hace referencia a la introducción de nuevas metodologías, herramientas y enfoques en los procesos de enseñanza y aprendizaje con el fin de mejorar la calidad, adaptarla a las demandas actuales y favorecer el desarrollo integral de los estudiantes. Supone ir más allá de la educación tradicional para ofrecer experiencias más inclusivas, participativas y significativas.
Este enfoque busca cuestionar los métodos convencionales e impulsar prácticas que fomenten la creatividad, el pensamiento crítico y la autonomía del alumnado. Para ello se apoyan estrategias como el aprendizaje basado en proyectos, la clase invertida, el aprendizaje colaborativo o los retos interdisciplinarios. Asimismo, la integración de la tecnología (plataformas digitales, simuladores, realidad aumentada o videojuegos educativos) amplía las posibilidades de aprendizaje y personalización.
Otro pilar esencial es el enfoque centrado en el estudiante, que adapta los contenidos y ritmos a sus necesidades e intereses, garantizando la equidad y la inclusión. A esto se suma la promoción de competencias clave del siglo XXI, como el trabajo en equipo, la comunicación efectiva o la alfabetización digital.
Impacto y oportunidades de la innovación educativa
La innovación educativa implica también cambios en los espacios, la evaluación y la formación docente. Se crean aulas flexibles que fomentan la colaboración, se introducen evaluaciones formativas y digitales que valoran el proceso, y se promueve la capacitación continua de los profesores para dominar nuevas tecnologías y enfoques.
Sus beneficios son claros:
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Mayor relevancia de los contenidos, alineados con un mundo globalizado y en transformación.
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Reducción de brechas, gracias a enfoques inclusivos y herramientas tecnológicas.
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Mayor motivación y compromiso del alumnado mediante experiencias más atractivas.
En definitiva, la innovación educativa no es una tendencia pasajera, sino una necesidad para formar personas críticas, creativas y comprometidas con un futuro más equitativo y sostenible.
La innovación educativa como motor de cambio y mejora de la calidad
La innovación educativa, abre puertas a un amplio y vasto saco de conocimientos, abre un rumbo hacia lo desconocido, fortalece la inclusión, fomenta el aprendizaje, vincula las dimensiones del desarrollo humano, le da sostenibilidad a la propia educación.
Por consiguiente, se hace primordial especificar que la innovación educativa nace de una idea, incluso de una necesidad, en donde un individuo o grupo de individuos perciben objetivos que deben ser estudiados, para proceder a crear esa idea o atender a esas necesidades. Sin embargo, todos los cambios de la vida implican alteraciones y poca estabilidad, lo mismo ocurre con la innovación, no solo en la vertiente educativa, si no, en todas las áreas. El deseo de transformar o mejorar algo que ya existe, o crear algo nuevo en base a las cuestiones ya existentes, no es tarea fácil. En este proceso entran múltiples factores que no siempre son de fácil manejo.
Por otro lado, es importante mencionar que cualquier agente educador puede ser el pensador de esa “innovación educativa”, sin embargo, no todos los agentes tienen el poder de realizar esos cambios. Para eso, la administración educativa se encarga de acatar todas las ideas y los cambios que deben ser realizados. Sobreponiendo siempre que esta innovación produzca una mejora en la calidad de la institución y en la del desarrollo conductual-cognitivo de todos los alumnos.
Por ende, las innovaciones educativas siempre van ligadas a la mejora en la calidad de la enseñanza y el aprendizaje. En este sentido, las necesidades individuales y de grupo de los alumnos son los ejes centrales en donde se debe basar la innovación. De esta forma, siempre se vinculan las necesidades y los intereses, con la propia calidad del sistema educativo, ya sea a modo institución, o a los parámetros nuevos de los modelos de enseñanza, las herramientas tecnológicas, los medios inclusivos físicos y de contenido, incluso la propia metodología de evaluación.
Como últimas palabras, la innovación educativa es un proceso holístico que debe ser integrado en todos los aspectos que inciden en la educación, siempre vinculando los agentes educadores y los propios alumnos.