¿Cómo se percibe la muerte en la edad infantil?
La percepción de la muerte en la edad infantil
Normalmente, hablar sobre la muerte nos resulta difícil y a menudo supone un tema desagradable para los adultos. ¿Imaginas cómo será para un niño en edad infantil? Es normal que los niños pregunten sobre ello, o que tengan que enfrentar la muerte de un familiar o alguien cercano a su entorno, y es ahí, cuando debemos estar preparados para poder responder ante esa situación de forma correcta y atendiendo a la edad en la que se produzca.
Pueden darse dos circunstancias, por un lado, que sea nuestro hijo el que nos pregunte directamente, y tengamos que explicarle este hecho de una forma clara y en términos que él o ella pueda entender acorde a su edad, sin esquivar las posibles cuestiones que nos plantee, de una forma sincera y natural. Por otro lado, puede darse el caso, de que se produzca la muerte de un familiar o persona cercana a la familia e igualmente tengamos que abordar esta situación.
Algunas cuestiones que plantean los niños al ser conscientes de la muerte son, por ejemplo: ¿Mamá o Papá, vas a morir?, ¿Morirás cuando seas viejo/a?, ¿Por qué a veces muere gente joven?, ¿Qué pasa después?, ¿Nos quedamos dormidos?... Son algunas de las cuestiones que pueden plantear dependiendo de la edad que tengan.
¿En qué edades surge esta conversación sobre la percepción de la muerte?
Sobre todo, en las edades de 5 – 6 años surge en ellos el miedo de poder perder a un progenitor. Lo más sensato, sería explicarle de forma sencilla que la muerte es el fin natural de una vida, que cuando nos hacemos viejecitos el cuerpo se va desgastando por el uso y que es algo que a los padres les va a ocurrir, dentro de mucho tiempo. Así el niño/a, va a hacer que desaparezca la angustia inicial y se tranquilice.
Si nosotros tomamos la muerte como parte de la vida y algo natural, los niños van a ir aprendiendo a tener esa percepción, pero si, por el contrario, no hablamos de ella o lo hacemos desde el temor, vamos a inculcar en el niño ese miedo a la muerte en la edad infantil. Los niños hasta 2 años no tienen aún desarrollado el concepto de la muerte, pero sí notan la falta de algún familiar o ser querido unido a la familia y con el que él haya tenido apego.
En las edades comprendidas entre los 3 y 4 años, entiende la muerte como algo temporal e incluso como reversible. Siente o piensan que la persona que muere está dormida, debido a la incapacidad de entender el concepto de irreversibilidad en estas edades. Entre los 5 y 10 años los niños van asimilando y afianzando progresivamente el concepto de definitivo e irreversible, y consideran que la muerte es algo que nos va a suceder a todos los seres vivos.
Será a partir de los 10 años, cuando entienden el concepto de muerte como lo podría entender un adulto. Se hacen conscientes no solo de que puede suceder la muerte de un ser querido o familiar, sino de ellos mismos.
¿Cómo afrontar ese momento?
No obstante, y desde mi experiencia personal como madre, estas etapas pueden variar dependiendo no solo del desarrollo del niño o niña, sino también, como apuntábamos al comienzo, de la forma en que como padres abordemos el tema, si lo hacemos desde una perspectiva sencilla, natural, abierta, sin tabú o, por el contrario, como un tema difícil de tratar o desde el miedo.
Lo más importante a la hora de afrontar las cuestiones que nos plantean los niños sobre la muerte en edad infantil de manera espontánea, es hacerlo de manera directa, sin usar eufemismos tales como “está dormido”, “es un ángel”, “ahora vive en el cielo” … ya que los niños son muy literales y esto les puede causar otro tipo de dudas irreales y mucho más difíciles de explicar. Cuando sucede la muerte de un familiar o ser querido, es importante afrontar este hecho teniendo en cuenta la edad que tiene nuestro hijo.
Es importante cuando se produce la muerte de un ser querido, decirlo cuanto antes o pasadas unas horas, buscando el momento y el lugar más adecuado. Después de dar la noticia, las reacciones pueden ser variadas, desde que al decírselo llore un poco porque es consciente y luego siga jugando con total normalidad, o bien se sienta muy afligido y apenado. En este caso, lo que podemos hacer es dejarlo que exprese sus sentimientos, que nos cuente que está sintiendo en ese momento. Es importante demostrarle que estamos a su lado, de forma emocional (escuchándolo) y física (abrazándolo, acariciándolo…)
¿Qué pasa después?
La decisión de que el niño asista al funeral será una decisión persona de los padres, que harán en cada caso lo que estimen conveniente. No obstante, a ciertas edades el asistir al funeral puede ser de gran ayuda para entender mejor el proceso, pero es importante que no se obligue al niño a nada. En el caso de que el niño asista al funeral, será muy importante prepararlo para lo que puede encontrarse allí, explicarle que habrá gente muy triste, llorando e incluso un ataúd.
Las reacciones, pese a todo, cuando estén allí pueden ser diversas, ya que es la primera vez que se enfrenta a esa situación. Lo más importante es acompañarlo en todo momento y ofrecer apoyo emocional y físico. Es importante que una vez haya pasado todo, se mantengan las rutinas del niño, ya que estas van a aportar al niño seguridad y bienestar. Por otro lado, es vital que el niño no solo entienda que significa la muerte de un ser querido, sino que la vida continua pese a estar afligidos.
La muerte en la edad infantil es algo que los padres deberemos afrontar tarde o temprano. Como podemos comprobar, pueden darse distintas situaciones en las que nuestros hijos comiencen a preguntarse sobre la ella, y sacamos en conclusión que la mejor manera de afrontar estas cuestiones es desde la claridad, sinceridad, sencillez, honestidad y siempre con grandes cantidades de cariño, apoyándolo en todo momento tanto de forma emocional como física.