Plantando valores: beneficios de los Huertos Escolares
La filosofía que explica los beneficios de los huertos escolares se puede resumir en el refrán que dice:
“Quien bien siembra, bien recoge”
Y es que esta actividad en la que los alumnos, ayudados por sus profesores, aprenden a cultivar, sembrar y recoger fruta o verdura entraña un aprendizaje más profundo. Además de saborear unas jugosas fresas o recoger unas exquisitas zanahorias cuidadas con todo el amor y cariño de los alumnos, sin darse cuenta, están enriqueciéndose en valores.
¿En qué consisten los huertos escolares?
Obviamente, los centros escolares que se sitúan en entornos rurales tienen más facilidad para poder acotar una parcela de terreno y cultivar frutas o vegetales. Ahora bien, son cada vez más los centros que se sitúan en las ciudades y que consiguen de forma artesanal construir un huerto, aunque sea de menor tamaño, donde desarrollar actividades.
Siguiendo con esta línea, los huertos escolares, con independencia de sus dimensiones, son unas instalaciones donde los niños aprenden valores de una forma divertida y que servirán para poner los cimientos de una futura sociedad más respetuosa y cooperativa.
¿Qué importancia tienen los huertos escolares?
Los huertos escolares ofrecen una experiencia práctica y multisensorial que complementa el aprendizaje en el aula. Al involucrar a los estudiantes en el proceso de cultivo, se fomenta la comprensión de conceptos científicos, matemáticos y ambientales. Además, esta práctica también puede promover hábitos saludables al enseñar sobre la producción de alimentos frescos como las frutas y las verduras y la importancia de una dieta equilibrada.
El trabajo en los huertos escolares
Con independencia de que trabajes en un centro escolar en medio de la montaña como entre rascacielos, las necesidades para crear un huerto escolar son las mismas.
Bajo la intención de aprovechar al máximo los beneficios de los huertos escolares, se requieren unas nociones básicas en cuanto al terreno cultivable y la forma de conservarlo.
De forma resumida:
- Limpia el terreno: deberás de eliminar la maleza y retirar obstáculos como piedras que impidan o condicionen el crecimiento de las plantas
- Cavar en la tierra: la medida recomendada de tierra que debe existir por encima de las semillas es de 20 cm. Además, deberás de remover la tierra para airearla
- Fertilizantes: aquí tienes la opción de utilizar abono natural o bien extraerlo de desechos naturales
- Planta las semillas: deja un agujero alrededor para que la planta no quede obstaculizada al crecer. Ten en cuenta además el terreno y la estación del año a la hora de elegir las semillas que deseas plantar
- Regar: para evitar que la planta se cueza, deberás regarla antes de que salga el sol, por la mañana, coincidiendo además con el horario escolar
- Cuida el huerto: protege que pueda sufrir algún desperfecto como pisadas mediante la acotación de este con vallas o palos de madera
¿Cómo Hacer un Espantapájaros para el Huerto Escolar?
Los espantapájaros son una forma divertida y efectiva de proteger las plantas del huerto de aves y otros animales. Por ello, te indicamos paso a paso cómo hacer uno.
Lo primero que debes hacer es reunir los materiales. Para ello, necesitarás palos de madera, ropa vieja, bolsas de plástico, cuerda, tijeras y una cabeza de tela rellena. Una vez que tenemos todo lo necesario, podemos comenzar por armar el cuerpo. Y para esto, se clavan dos palos en el suelo para formar una cruz y se unen en el centro con cuerda. Después, se coloca la ropa vieja sobre los palos para formar el cuerpo del espantapájaros.
A continuación, se crea la cabeza, rellenando la tela con material suave, como algodón o papel, y atándola a la parte superior de los palos. Después se procede a agregar los últimos detalles, para lo que se puede utilizar bolsas de plástico para hacer los brazos y las piernas del espantapájaros. También se puede decorar la cabeza con ojos, nariz y boca de distintos materiales.
Y, para terminar, se coloca el espantapájaros en una posición visible en el huerto, asegurando que sus brazos y piernas se muevan con el viento para asustar a los pájaros.
Los huertos escolares son un recurso muy valioso que puede enriquecer la educación de los estudiantes, donde se pueden llevar a cabo una cantidad muy amplia de actividades con las que proporcionar un espacio para la experimentación, la creatividad y el trabajo en equipo.
Beneficios de los huertos escolares
Aprender jugando es una frase muy utilizada cuando se habla de metodologías educativas novedosas, pero que cobra todo su sentido y lo eleva exponencialmente en los huertos escolares.
La ilusión con la que los alumnos recogen los frutos de su trabajo, o que han conseguido por el trabajo con sus compañeros nos dan pistas de los muchos beneficios de los huertos escolares y que resumimos a continuación.
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Trabajo en equipo
La autonomía personal, el sentido de la responsabilidad o el compañerismo son tres pilares básicos de esta actividad. La necesaria organización de los alumnos de forma autónoma en cuanto al reparto de actividades y colaboración en algunas de ellas por parte de otros compañeros potenciará unas habilidades que serán fundamentales para afrontar las diferentes fases educativas de los niños.
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Estimulación sensorial
Los olores, el tacto con la tierra o el sabor de la fruta son estimulantes de los sentidos de los niños. Supone para los alumnos un aterrizaje en la realidad de lo que aprenden en sus libros de texto, obteniéndose un aprendizaje desde la base de la diversión y la interacción.
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Capacidad de sacrificio
La recolección de las frutas o las verduras son el reflejo de un trabajo, de un esfuerzo por parte del alumnado. De esta manera, la lección que aprenden los niños es que el trabajo individual o colaborativo tiene su recompensa, siendo este un aprendizaje que se puede trasladar a otras muchas circunstancias.
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Respeto al medio ambiente
El contacto de los niños con la tierra y las plantas fomentará los valores de respeto por el medio ambiente que interiorizarán en su día a día más allá del horario escolar. Es además una ocasión excepcional para concienciar mientras se desarrolla la actividad de aquellas actividades contaminantes que ponen en riesgo al medio ambiente.
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Abandonar el sedentarismo
Los huertos escolares son una oportunidad excelente de sacar a los alumnos de sus rutinas más sedentarias y realizar una actividad al aire libre, manteniéndolos activos.
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